lunes, 15 de junio de 2009

caramelos, no dulces

Un día, me despierta el teléfono y me apresuro a contestar somnoliento, cansado aún y con un malestar conocido de noche obscura. Insistentemente, insistentemente, me repiten ir a un destino; la voz entre suplicante y amable me convence. Me preparo: baño, ropa en maleta, llaves, música para el camino, algo de líquido antes de salir. Desayuno en un punto intermedio al destino final, delicioso!. Durante el camino mi acompañante y yo discutimos de las visisitudes y nos esperan y de las tan bien adornadas espectativas del lugar y la personas que sin saberlo...son desconocido todos.

Ahí todo fue súbito...mi acompañante pronto encontró lo que buscaba, pero yo no. Necesitaba (como necesito siempre) lo revulsivo y sin sentido; para mi la calma se tranformó en espera, la siempre despreciada espera que me consume y me sofoca. Rostros sin expresiones conocidas de felicidad me obligaron a tomar acciones evasivas. Recordé ese lugar...ése otro lugar del que alguien, también insistentemente me mencionaba y al cual nunca fui...ahora era mi nuevo elemento de sorpresa inesperada, mi anhelo...llegar ahí, solo quiero ir ahí. Nadie conocía, o nadie daba respuesta, la resistencia a romper sus costumbres me obligaron a planear una fuga.

Y me fugué.

Tomé mi transporte...investigué (la emoción de planear situaciones sin sentido es uno de mis secretos placeres), organice mi capital, me mentalicé y finalmente me encontré ahí, y encontré: Gente fuera del contexto, "mucho glamour para unos guitarrasos violentos" , pensé, pero no importaba...estaba en medio del ruido y de la euforia de la gente, gritos gustosos y rostros desencajados de emoción. Pasó un poco de tiempo para sentirme "familiar" al lugar y me divertí. Tanto que, no importo que la justicia después tratara de opacar mi diversión por las consecuencias que el lugar hizo en mi persona...de pronto, quería salir de ahí. Y nos fuimos, ya no era solo yo, noté que me habían seguido. Pero no importo.

Corrí, rápido y como si mis pies impulsarán mi mente comencé a recordar frases, palabras y este verso que alguien me escribió a la distancia:

"..pero no ha pasado un sólo día en que no te me atravieses en una sonrisa, en un aroma, en una caricia, en una foto, en una canción, en una frase, en una carcajada, en un día lluvioso, con sol, en una estación del metro, en muchos y muchos lugares reales e imaginarios"

Y deje de correr sólo para sonreír y cerrar un instante lo ojos y oler la noche, fresca y lejos. Lejos de mi casa como en ese momento, lejos de de todos pero no de mí y de las cosas que me persiguen siempre y siempre me alcanzan.

Desperté: dolor de cabeza, sensación agría, pero sonriente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

piensa antes de hablar